miércoles, 1 de abril de 2009

azul profundo.

  1. espero que el vuelo de ida no vaya muy lleno, para que mi amado I. y yo podamos aprovechar el lugar que, maliciosamente, hemos dejado libre entre mi ventana y su pasillo. me haría ilusión que, durante la breve escala en dubai, los baños del aeropuerto tengan lavatorios para abluciones, pues cada vez que los veo, recuerdo que estoy escapando -si bien por pocos días- de mi vida europeo-occidental, para explorar ese universo desconocido que tanto respeto y admiro.
  2. me ilusiono imaginando los últimos minutos antes del aterrizaje, cuando –ya totalmente desperezada- sea capaz de ver de cerca el mar, intentando identificar cual de aquellos mil y tantos islotes, será el nuestro, y deseando en el fondo, encontrar alguna que tenga forma de tortuga sacando apenas dos patas del agua, como en ese cuento de Cortazar que tanto me gusta.
  3. fantaseo con el fastuoso recibimiento prometido por el resort para jóvenes parejas cosmopolitas, en particular las dos flautas de champagne helado y el breve trayecto en avioneta a nuestro palafito, al que ellos prefieren llamar, no sin cierta dosis de snobismo, retreat.
  4. sospecho que, tras tantos días de hacer el tonto en la oficina, mientras leo paginas y paginas acerca de nuestra playa soñada, no me sentiré decepcionada cuando finalmente me quite las sandalias y hunda los pies en esa arena blanca y tibia, y estire los brazos y respire hondo para embriagarme de brisa marina y sabor a sal.
  5. rezo al cielo para que el clima nos sea propicio, y los prometidos 35 grados Celsius acompañen nuestras tardes perezosas en el deck sobre el agua. también ruego, secretamente, por que no haya ningún tsunami durante nuestra estadía.
  6. me muero de curiosidad por encontrar los tan publicitados pisos de vidrio, por los que (supuestamente) podré observar a los peces que se atrevan a pasear por debajo de nuestra cabaña. se me ocurre que seria divertidísimo bucear por ahí yo también, y sorprender a I. mientras de afeita, por ejemplo.
  7. sueño con flotar entre las que considero las especies más gráciles y hermosas del océano: las medusas y las manta-rayas. admito que me hace ilusión encontrar un pez de colores blancos y naranjas, para tomarle una foto y mostrársela a mi sobrina F, posiblemente inventando una historia inverosímil, como que en aquellas costas los animales saben hablar, y nemo le manda muchos saludos.
  8. me entretengo con las infinitas posibilidades que a uno se le ocurren cuando va a viajar por primera vez a un lugar nuevo. lograré aprende alguna palabra en dhivehi ? la gente será amable con nosotros? me enamorare de algún platillo local? lograré convencer a mi suegra de que NO nos estamos yendo de vacaciones a las “Malvinas”?
  9. me paso las mañanas haciendo y rehaciendo listas con los atuendos que llevaré, y me doy cuenta que me faltará tiempo y espacio en la maleta para ponerme todo lo que quisiera. finalmente, me decido democráticamente por cinco bikinis, tres kaftans, cuatro vestidos y muchos collares. me cuesta asumir que las preciosas sandalias de pura lópez y la cartera de charol turquesa, tendrán que esperar al verano para ver el sol.
  10. cuento los días, las horas, los minutos, para esta escapada sorpresiva. mi cuerpo pide a gritos desnudarse, tostarse, sumergirse en el mar, perderme en un arrecife de coral junto I. pido perdón a mis silenciosos lectores, por dedicar cada vez menos tiempo a la chica diez, y mas tiempo a la chica real. nos vemos en unos días.