- espero que el vuelo de ida no vaya muy lleno, para que mi amado I. y yo podamos aprovechar el lugar que, maliciosamente, hemos dejado libre entre mi ventana y su pasillo. me haría ilusión que, durante la breve escala en dubai, los baños del aeropuerto tengan lavatorios para abluciones, pues cada vez que los veo, recuerdo que estoy escapando -si bien por pocos días- de mi vida europeo-occidental, para explorar ese universo desconocido que tanto respeto y admiro.
- me ilusiono imaginando los últimos minutos antes del aterrizaje, cuando –ya totalmente desperezada- sea capaz de ver de cerca el mar, intentando identificar cual de aquellos mil y tantos islotes, será el nuestro, y deseando en el fondo, encontrar alguna que tenga forma de tortuga sacando apenas dos patas del agua, como en ese cuento de Cortazar que tanto me gusta.
- fantaseo con el fastuoso recibimiento prometido por el resort para jóvenes parejas cosmopolitas, en particular las dos flautas de champagne helado y el breve trayecto en avioneta a nuestro palafito, al que ellos prefieren llamar, no sin cierta dosis de snobismo, retreat.
- sospecho que, tras tantos días de hacer el tonto en la oficina, mientras leo paginas y paginas acerca de nuestra playa soñada, no me sentiré decepcionada cuando finalmente me quite las sandalias y hunda los pies en esa arena blanca y tibia, y estire los brazos y respire hondo para embriagarme de brisa marina y sabor a sal.
- rezo al cielo para que el clima nos sea propicio, y los prometidos 35 grados Celsius acompañen nuestras tardes perezosas en el deck sobre el agua. también ruego, secretamente, por que no haya ningún tsunami durante nuestra estadía.
- me muero de curiosidad por encontrar los tan publicitados pisos de vidrio, por los que (supuestamente) podré observar a los peces que se atrevan a pasear por debajo de nuestra cabaña. se me ocurre que seria divertidísimo bucear por ahí yo también, y sorprender a I. mientras de afeita, por ejemplo.
- sueño con flotar entre las que considero las especies más gráciles y hermosas del océano: las medusas y las manta-rayas. admito que me hace ilusión encontrar un pez de colores blancos y naranjas, para tomarle una foto y mostrársela a mi sobrina F, posiblemente inventando una historia inverosímil, como que en aquellas costas los animales saben hablar, y nemo le manda muchos saludos.
- me entretengo con las infinitas posibilidades que a uno se le ocurren cuando va a viajar por primera vez a un lugar nuevo. lograré aprende alguna palabra en dhivehi ? la gente será amable con nosotros? me enamorare de algún platillo local? lograré convencer a mi suegra de que NO nos estamos yendo de vacaciones a las “Malvinas”?
- me paso las mañanas haciendo y rehaciendo listas con los atuendos que llevaré, y me doy cuenta que me faltará tiempo y espacio en la maleta para ponerme todo lo que quisiera. finalmente, me decido democráticamente por cinco bikinis, tres kaftans, cuatro vestidos y muchos collares. me cuesta asumir que las preciosas sandalias de pura lópez y la cartera de charol turquesa, tendrán que esperar al verano para ver el sol.
- cuento los días, las horas, los minutos, para esta escapada sorpresiva. mi cuerpo pide a gritos desnudarse, tostarse, sumergirse en el mar, perderme en un arrecife de coral junto I. pido perdón a mis silenciosos lectores, por dedicar cada vez menos tiempo a la chica diez, y mas tiempo a la chica real. nos vemos en unos días.
miércoles, 1 de abril de 2009
azul profundo.
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