- mi color: el turquesa. especialmente en el mar, en particular el mediterráneo. me encanta observar la naturaleza: la pulcra belleza nieve de suiza, la alegría de un arcoiris en medio de la selva peruana, el movimiento de los felinos y los tiburones, la belleza asimétrica de las orquídeas. el minucioso acabado de los objetos hechos a mano. los claroscuros de Velazquez.
- no soporto mirar: serpientes, gusanos o lombrices, ni siquiera impresos en papel, y mucho menos cuando se cuelan en mi zapping. me desaniman los dientes amarillos, los kilómetros de paredes con pintas políticas y los close-ups de potos aceitados -bien flácidos, o bien extrañamente hinchados- de las mujeres que se ganan la vida mostrándolos. la sonrisa falseta y picona, rodeada de lunares con pelos, de tula rodriguez.
- mi sonido: el de las cigarras, especialmente cuando irrumpe a todo volumen en medio de algún bosque tropical. ciertas melodías, como las oraciones musulmanas, la marinera norteña, los primeros compases de close to me o el bolero de ravel. la voz de mi chico cuando me llama desde guangzhou -o alguna otra comarca remota- para decirme que ha llegado bien.
- odio escuchar: el impertinente aviso de mensajes de texto de los teléfonos nokia. los anuncios en alemán en la estación de tren (que inevitablemente me hacen pensar en el Holocausto). el raspado de la lima de uñas. el chirriar de los frenos de un auto, segundos antes de chocar. la voz huachafa de mi tía Pilar, en particular cuando habla en inglés. las palabras "cabello" y "orinar".
- mis dedos adoran posarse sobre la delicada cabecita de mi sobrina/hija F. y trenzarle cuidadosamente el pelo. adoro la suavidad de las puntas de las orejitas de perros y conejos, así como las yemas de sus patitas cuando son pequeños. ciertas noches de verano, me hace inmensamente feliz encontrar un pedazo de mi cama que aun esté frío. sumergirme en el agua, sea mar, bañera o piscina, me causa un placer que nunca podré describir con palabras.
- detesto tocar superficies gelatinosas: el pollo crudo, la clara de huevo, los restos de un plato de pasta ya frío que olvidé lavar. se me eriza la piel de sólo imaginar la posibilidad de pisar un caracol, y sentir crujir su caparazón debajo de mi pie. que me laven el pelo o me hagan "piojito", es una tortura que me es casi imposible soportar.
- mil sabores: la vainilla. el wasabi. la manzana. el tabasco. las conchas negras. el vino Protos (1996). la chirimoya. la langosta. la albahaca. el manjarblanco. un rico champagne (cava o prosecco). la alcachofa. los anticuchos. los sabores de mi niñez: macarrones con queso, galletas "casino royal" de fresa, puré de papas con arroz y huevo frito, la leche chocolatada.
- indigeribles: el chocolate blanco. las galletas "pícaras". el rocoto. las naranjitas chinas. el curry. los guisos que me recuerdan a la casa de mi abuela, como el locro o el ajiaco. la paprika. los chizitos. la bebida guaraná backus. el campari. el rabanito. las hamburquesas que vienen con pickles y los sandwiches de pollo que vienen con apio. el ron, por mas camuflado que esté.
- aromas adorados: la hierbaluisa, el limón, el perfume de I. -que tan bien le queda. la canela. la mezcla de pino, pavo al horno y papel de regalo que invade la casa de mis padres en navidad. la colonia johnson´s. el olor de las panaderías, cuando hornean. la gasolina. los libros nuevos. mi almohada, apenas me meto a la cama por las noches.
- pestes insufribles: la ruda. el lineal de los detergentes en cualquier supermercado. el sofrito de un almuerzo ajeno, cuando uno ya terminó de comer. cualquier colonia para varones baratos de los ochentas o noventas (léase brut, eternity, drakkar noir o aqua di gio). el olor de las ferreterías y las tiendas de accesorios para autos.