(… o como engordar tres kilos en dos semanas, en Lima.)
- cala. miércoles por la tarde, con mucho sol. el crimen: un antiguo postre llamado ponderación. esta especie de enrollado crocante, venía acompañado de un shot de suspiro limeño, un par de tajadas de chirimoya, unos cuantos aguaymantos y una bolita de helado de guanábana, como quien no quiere la cosa. sencillamente exquisito.
- panchita. el día del padre fue la excusa perfecta para un atracón de comida peruana, y vaya que lo fue. para empezar, una porción de anticuchos es-pec-ta-cu-lar, aunque el juguito (para remojar las papitas amarillas y los choclitos que lo acompañaban) se quedo corto. después, entre porciones de tacu-tacu, combinados de tallarines verdes con huancaína y picarones bañados en miel, se nos fue la tarde (junto el índice de masa corporal).
- la casa del alfajor. una inesperada parada en pits después de una tarde de shopping con mi amiga la colorada me llevó a endulzarme una vez más con el clásico encanelado con manjarblanco. dulce y mojadito, es un sabor de la infancia que siempre me hace sentir mejor. no en vano el lema de esta dulce casa reza: el que viene una vez, regresa otra vez!. para los chocolateros, a la vuelta hay una dulcería llamada “la crocante” (sus brownies son de campeonato).
- osaka. era lunes y cayó feriado, así que decidimos almorzar en este íntimo rincón de japonés-fusión ubicado en conquistadores. busquen una mesa para amantes (las hay varias), y prueben los makis de conchitas a la parmesana, el maki norteño (con tempura de camote y todo!) y el tiradito nikkei.
- danica. un dia de semana, con un par de amigas, yo solita me terminé (y con gusto) un plato tamaño camionero de risotto de lomo saltado. con eso, mas el jugo de mandarina con granadilla, quedé fulminada durante el resto del dia. vayan con hambre y temprano, porque cerca de la una el lugar se llena de oficinistas hambrientos.
- la mar. invitada por mi fantástico hermano, me empujé (las cosas como son) una entradita de anticucho de atún con salsa de ajonjolí y después, una olla (lo juro! me trajeron una olla!) de arroz chaufa de pollo con mariscos. para ser sincera, me sobró un poco de arroz y me faltaron unos cuantos mariscos. pero el sabor era tal, que si no fuese porque hay que cuidar el glamour, me hubiese podido llevar un doggie bag!
- siam. este riquísimo y poco publicitado restaurante en chacarilla, es mi secreto mejor guardado. sirven comida thai con la justa dosis de fusión peruana en un local pequeñito y minimalista. no dejen de acompañar sus noodles o curries o lo que se pidan, con la limonada especial de lemongrass.
- central. sobrepreciado e ilegal, este restaurante causa furor en lima gracias a que tiene una carta de lo mas “nueva-cocina-europea”. si nunca han comido cochinillo, magret de pato, filetes de ternera ni postres con espumitas, les recomiendo que vayan. a mi lo que más me gustó, fue que la casa de al lado esta en juicio con gente acampando en plena calle, con lo cual las veredas estan cubiertas por una especie de lounge con sillones de cuero y todo. surrealista.
- picas y ayahuasca. este tipo de bares pijos-barranquinos normalmente no serian mi cup of tea, por que a la chica diez no le gusta estar donde reviente el cohete, (especialmente si ese cohete revienta en Lima). sin embargo, me encantaron, y recomiendo, dos cócteles que probé. en picas, un pisco girlie y dulzón llamado Rosas, y en ayahuasca, una mezcla explosiva llamada Tunche. gracias a ambos, logre ver la noche limeña en technicolor con subtítulos en quechua, no se si me entienden.
- mi casa. porque nadie, ni mi mami, cocina más rico que la buena Vicky. amable y silenciosa, me preparó con amor, in no particular order : choclitos a la huancaína, papa rellena, pepian de choclo y aji de gallina. el ultimo día, como para que mi estomago no reviente durante el vuelo de lima a zurich; asadito con arroz amarillo y puré de papa. te extrañaré, Vicky. te extrañaré, Lima.